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Actividades Montessori en la cocina

Muchas familias deseamos pasar más tiempo con nuestros pequeños, pero los adultos tenemos demasiado trabajo y al llegar al hogar tenemos pendientes las tareas domésticas. ¿Y si incorporamos a nuestros niños?

El área de la vida práctica ofrece muchísimas actividades que encaminan al niño a conquistar su autonomía, al mismo tiempo que reforzamos su autonomía y sentido de la pertenencia.

Incorporar a los niños en la cocina es la mejor forma de pasar un tiempo extra y de calidad con ellos mientras hacemos nuestras tareas cotidianas. ¿No es una idea maravillosa?

Cocinando los niños practican multitud de habilidades muy enriquecedoras para ellos. Desde desarrollo de la psicomotricidad fina y gruesa, potenciando la fuerza muscular, muy necesaria para sostener el lapicero cuando llegue el momento de desarrollar el aprendizaje  de la lecto-escritura.

 

¿Saben que nuestros niños nos pueden ayudar desde su primer año de vida? Hay multitud de tareas que pueden hacer perfectamente y que les ayudan en la concentración y, además, trabajamos la frustración. La responsabilidad también la desarrollamos en este tipo de tareas y ayudamos a crear un vínculo más fuerte con nuestros hijos.

Con los más pequeños, de 1 a 6 años, trabajamos mucho el ámbito de vida práctica pero especialmente el sensorial. Por ejemplo, en algo tan sencillo como lavar un jijomate.

 

El niño añade un poco de agua con una jarrita en un reciente, luego coge el jijomate y lo lava con mucha delicadeza. Una vez lo ha limpiado, lo seca.

 

El niño, en este proceso que nosotros no le damos importancia, ha hecho un trasvase, ha limpiado el objeto que necesitamos para la comida, y lo ha secado. Todo ello relacionado con la vida práctica.

 

Respecto al área sensorial, el niño ha visto si el agua estaba fría, templada o caliente, ha cogido el jijomate que tiene una textura diferente al agua, a la bandeja, la jarra y el paño de cocina con lo que lo ha secado al final. Además, lo ha podido ver, oler, tocar e incluso comer al final del proceso. ¡Todo esto, solo por lavar un jijomate! ¿Imaginan cuanto puede aprender ayudándonos un poco de vez en cuando?

 

Lo más importante es adaptar un espacio (ambiente preparado) para que el pequeño pueda trabajar con nosotros y tener utensilios adaptados para él. Pueden ser de cristal o metal pero es importante que tengan un tamaño adecuado para que pueda manipularlos adecuadamente, como por ejemplo, para cortar limones y preparar un agua de sabor.

 

Otro beneficio muy importante es que cuando se sienten parte de la actividad y se fomenta su creatividad, ellos mismos van a querer probar cosas nuevas, por lo que su dieta puede ser mucho más diversa que si ellos no forman parte del proceso.

 

Y por último, la autonomía y la autoestima (me dejó muchos beneficios pero los que he mencionado son los más evidentes). Cualidades esenciales para el desarrollo pleno del niño, que le hará crecer con confianza en sí mismo y en la familia a la que pertenece.

 

¿Qué les parecen todas estas ideas?

Si quieren ampliar información no duden en contactarnos.

Colegio Montessori del Bosque

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